lunes, 6 de mayo de 2013

De Olot a Sant Feliu de Guixols... 100km, un sueño, una causa

  • Introducción:
Creo que una crónica no es espacio suficiente para narrar todo lo sucedido durante las 17h36’55” que duró nuestra participación en la Trailwalker de Intermon Oxfam el fin de semana del 20 y 21 de abril de 2013. Ninguna crónica hará justicia a las sensaciones, sufrimientos, risas, lágrimas, miradas, abrazos, silencios y demás momentos vividos- todos muy emotivos- durante esas horas; también durante las anteriores a la salida y durante las posteriores a la llegada. En esta crónica, voy a intentar expresar parte de lo acontecido durante la Trailwalker 2013, por parte del equipo en el que participaba. Expresarlo todo, me llevaría demasiado tiempo y espacio; y, la verdad, los sentimientos carecen de traducción en el diccionario de las palabras.
Quisiera empezar la crónica, a pesar de que no es ni habitual ni ortodoxo, con los agradecimientos: Primero, agradecer al Ajuntament de Begues todo su apoyo antes y durante la prueba. Gracias desde el corazón de cada uno de los integrantes de los @UltraRedRunners; sin vosotros, este sueño hubiera sido mucho más difícil de cumplir.
Gracias también a todo el equipo de apoyo: Victor Fortanete (muchas gracias , no olvidaré toda tu ayuda en este proyecto); Montse (muchísimas gracias, sin tus manos mágicas no hubiera sido posible llegar a meta); Xavier Giralt (muchas gracias, igual que Montse, sin tus manos no hubiéramos llegado a meta). El equipo de apoyo para este reto es muy importante y el nuestro es el mejor que pudiéramos haber soñado, sin duda alguna.
Y muchas gracias a todos aquellos que de alguna manera nos han apoyado en la preparación de esta gran locura (sea económica o anímicamente); amigos, familiares, colegas, etc.

    Todos los integrantes de apoyo de los tres equipos Red Runners.
  • Nudo:
El fin de semana empezó con 250 kms de carretera el viernes por la tarde. Mi idea inicial era dormir en Sant Feliu de Guixols las noches del viernes y del sábado (una vez hubiéramos llegado a meta); así que el viernes por la tarde me desplacé con mi familia desde Barcelona a Sant Feliu en coche. Una vez allí, Victor (de nuestro equipo de apoyo) me llama y me dice que no pueden subir porque su mujer se encontraba mal, así que de nuevo regresamos- mi familia y yo- a Barcelona, y llegamos a las 23h a nuestra vivienda. Con tiempo suficiente para cenar (por supuesto un gran plato de pasta), reorganizar la bolsa de mi equipación, preparar los bocatas de Nutella para todo el equipo y dormir (apenas) 4 horas.
De madrugada, a las 5.30h, me recoge Victor para desplazarnos hasta Olot en coche. Llegamos sobre las 7h. Desayunamos un poco, pasamos el control de salida, recogimos nuestros dorsales, organizamos el coche de apoyo con los bártulos de cada uno- nos reímos mucho durante todos estos procesos-, hicimos un montón de fotos y saludamos a los otros dos equipos de Red Runners.
Había muchos nervios, se notaba en la mirada de todos nosotros, nervios y muchas ganas de empezar. Tantos meses de preparación. Tantos sueños y pensamientos puestos en ese día. Y al final, con la mirada echada hacia atrás ahora, las horas se nos desvanecieron entre los dedos durante toda la Trailwalker

    Antes de la salida, el quipo al completo (faltaba Montse que hace la foto).

La salida se dio sobre las 10.05 del sábado 20 de abril de 2013. Puedo decir que hasta el km 30 fuimos muy bien. Corriendo sin pausa. El ritmo era constante y poco a poco fuimos adelantando a muchos equipos. Nos encontrábamos fuertes de piernas, y con muchas ganas de hacer una gran prueba. Y sobre todo, de disfrutarla. Es posible, mirando con la perspectiva que te da el paso de las horas, que al final pagáramos un poco una salida tan rápida. Quizás no debimos llegar al km 32 (el segundo punto de control) con una media de 6’15” el km, que nos plantaba en la meta con entre 12 y 13 horas (contando las paradas previstas inicialmente), pero no lo creo. Creo que nos sentíamos bien y aprovechamos para ir tranquilamente trotando y comentando anécdotas y echándonos algunas risas, de paso.

    Sumando quilómetros, sin pausa.

El primer punto de control, en Sant Feliu de Pallarols, km 17.6, lo pasamos con una breve pausa de 5’ para beber y comer un poco (como habíamos previsto inicialmente). Estábamos muy bien los 4. Y continuamos corriendo, sin mayor demora, en dirección al segundo control, en el km 31.4, situado en la población de Amer. Sobre el km30 empezaron los problemas de estómago de Isidre. En el primer control, se tomó un gel de una marca que no había testado antes, y le pasó factura. Llegó con mucho esfuerzo al segundo control. Su cara denotaba un mal estar tremendo. 

    LLegada al control 2 de Amer.

En el segundo control, en Amer, Isidre quería abandonar; pero los demás no le dejamos, nos quedamos unos minutos para que se recuperara un poco, y reanudamos de nuevo la marcha. Apenas recorrimos 1.5 kms Isidre se volvió a encontrar de nuevo bastante mal del estómago. Volvimos hacia atrás, hacia Amer, tranquilamente, caminando, y de nuevo allí se planteó la opción de que abandonara; pero preferimos comer un poco los demás, estirar y hacer tiempo para que Isidre se recuperara (confiábamos en ellos todos). En este proceso, Carlos empezó a notar dolores en su pierna derecha. Un parón tan largo parecía pasarle factura y entre Xavi y Montse le hicieron un vendaje para que pudiera continuar. Debimos estar cerca de 1 hora entre unas cosas y otras en ese segundo control, hasta que retomamos los 4 de nuevo la marcha y nos dirigimos al siguiente control, en Anglés, situado en el km 38.8.

    Momento delicado en Amer, Isidre no se encontraba bien.

En Anglés, tercer control, hicimos una parada de 30’ para comer: Ensalada de pasta, unos bocadillos de Nutella y frutos secos, y bastante bebida isotónica para reponer fuerzas. En este control, Carlos empezó a plantearse la posibilidad de abandonar; los dolores en la pierna iban en aumento. Pero el resto del equipo no le dejamos. Montse le hizo un masaje y, tras la pausa mencionada, volvimos a trotar, camino del control 4, situado en Bescanó, km 49. Este tramo nos costó hacerlo. Carlos iba con bastantes dolores y Alex había empezado a tener molestias musculares en sus piernas. Isidre, en cambio, parecía haber recuperado bien.
El tramo que recorre las Vías Verdes y que nos llevó desde Olot hasta Sant Feliu de Guixols, es un recorrido que vale mucho la pena realizar alguna vez. Se puede hacer en bici (en un fin de semana) o caminando (distribuyendo las etapas en varios días). Los paisajes y pueblos que van salpicando el antiguo recorrido del carrilet son de una belleza sutil en primavera. Entre nuestros recuerdos, quedarán los campos amarillos, los prados verdes, las montañas de fondo, los animales observándonos desde la distancia y los olores, mezclas del perfume de la naturaleza.

                             Los paisajes durante todo el recorrido son espectaculares.

Entre caminar y trotar, alcanzamos Bescanó (control 4), y allí debimos estar unos 25’. A Carlos y a Alex, Montse les hizo un masaje en las piernas, bastante tocadas ya por los quilómetros, yo aproveché para cambiar de calcetines, calzarme otras zapatillas, y todos nos abrigamos un poco porque la tarde avanzaba irremediablemente y el viento era en contra y frío. De Bescanó salimos los 4 para recorrer los aprox 7 kms que nos separaban de Girona. En este tramo, alternamos el trote (bastante trozo) y el caminar, hasta que, a falta de dos quilómetros, de nuevo Isidre empezó a encontrarse mal del estómago. Alex y Carlos, en cambio, parecían bastante recuperados gracias a las manos de Montse. A Isidre le costó mucho llegar al control 5 (Girona).

                            El equipo al completo... Las vivencias fueron inolvidables.

Llegamos a Girona, km 56, comimos un poco nosotros (Alex, Carlos y yo) y notamos que Isidre empezaba a tener frío y el rostro un poco pálido. Entre todos, le recomendamos que fuera acompañado por Xavi (su hermano) hasta la ambulancia que había en la entrada del control, para que le miraran las constantes vitales. Nosotros tres nos acercamos hasta el coche de apoyo, nos abrigamos bien para empezar a pasar la noche, cogimos los frontales y fuimos hasta la ambulancia para ver cómo estaba Isidre. Sus constantes estaban bien; pero no era recomendable que continuase en la carrera. Hasta Girona había llegado con un gran esfuerzo. Había que aceptar que tenía que abandonarnos. Un hueco en ese instante se nos hizo al resto en el corazón. Fue un momento muy triste. Sin duda, el peor de toda la carrera. Siempre habíamos pensado, hablado y soñado que la llegada sería de los 4 a meta; pero no pudo ser esta vez. Intentamos que fuese así, pero a veces los deseos y sueños no pueden materializarse. Un abrazo, Isidre. El año que viene volveremos y llegaremos todos juntos a meta. Estoy convencido. Estamos convencidos.
Salimos del control de Girona, después de 50’ de parada, con la aflicción anclada en nuestros párpados, pero entre los tres acordamos continuar, como homenaje a Isidre, y además porque nos veíamos con fuerzas suficientes. Como el siguiente control, el 6, estaba en Cassà de la Selva, km 71.3, decidimos hacer una parada intermedia en Quart, donde a la salida del pueblo Montse y Victor nos dieron la buena noticia de que Isidre se había recuperado bien y que en principio iban en coche Xavi y él hacia Cassà de la Selva. El tramo desde Quart a Cassà de la Selva, a mí, personalmente, se me hizo eterno. Fue mi peor momento de toda la carrera. Con los frontales en la cabeza y los 70 kms ya en las piernas, notaba un vacío interior que nunca antes había sentido. Es entonces cuando, una vez pasados los días, te das cuenta que la mente humana tira de tu cuerpo a pesar del cansancio, a pesar de que las piernas pesan toneladas y la espalda se ha hecho un bloque de cemento. A Cassà de la Selva llegamos ya de noche, pasadas las 22h, y nos reencontramos con Xavi que nos dijo que Isidre se encontraba bien y que estaba durmiendo en el coche. De nuevo Montse retocó un poco las piernas de Alex y de Carlos, cenamos y nos abrigamos algo más pues el frío empezaba a ser muy intenso.
De allí, salimos dirección Llagostera, control 7 y km 80.9 de la carrera. Cada vez iba quedando menos distancia por recorrer. Yo empecé a sentirme bien de nuevo, parecía que las fuerzas regresaban a mi cuerpo, pero a Alex cada vez le duraban menos los remedios de Montse; en cambio a Carlos se le veía fresco, una vez olvidado su bajón. Entre trotar (la mayor parte del tramo) y caminar, llegamos a Llagostera. Allí, Xavi tuvo que hacerme las curas en un dedo del pie derecho, al que le había salido una ampolla (aún recuerdo el dolor, Xavi). Comimos y bebimos un poco para recuperar energía. Y de nuevo nos adentramos en la noche, ya de madrugada, con el punto de mira en el último control de paso, el 7, en el km 91.
La noche era muy fría. El sendero de la vía verde avanzaba entre árboles, campos con olor a estiércol, sonidos de animales -algunos lejanos, otros cercanos-, destellos de luces lejanas de coches circulando por las carreteras del entorno. Poco a poco, los tres fuimos ganando terreno a la meta, ya más gracias a la fuerza mental que a nuestra fuerza física. Carlos se había recuperado muy bien y yo me sentía también bastante renovado. Alex empezó a tener entonces problemas de estómago. En este tramo seguimos alternando el trote y el caminar. Y poco a poco, con el frío metido en las entrañas de cada uno, llegamos al último control, en Santa Cristina d’Aro, donde paramos apenas 2 minutos- el control estaba en el exterior y el frío no hacía posible detenerse más tiempo-. Alex se tomó un almax y yo le dí un par de bocados a un bocata de queso. Con eso, y con la certeza de que nos separaban 9 kms de la meta y que ya la teníamos muy cerca, nos adentramos de nuevo en la oscuridad de la vía verde.
Este último tramo fue extraordinario. Avanzamos a un par de equipos. Y a la altura del km 95, al que llegamos trotando, nos encontramos con nuestros compañeros Red Runners los @RedHotChiliRun. Y desde allí hasta meta, los siete juntos, caminamos a buen ritmo. Fueron 5 quilómetros geniales. 5 quilómetros inolvidables (imborrables). Entramos en Sant Feliu de Guixols pasadas las tres y media de la madrugada. Avanzábamos todos con ansia hacia el puerto y, cuando vimos la recta de meta, las emociones se volcaron y nos dieron fuerza suficiente para recorrer los últimos 200 metros corriendo, como si de los últimos 200 metros de un 10k se trataran.
Los dos equipos completos, con los integrantes de apoyo de ambos equipos, entramos a meta juntos, cogidos de la mano. Fue un instante suspendido en el tiempo, acunado en las luces del puerto y la magia de la noche. Difícil describir con palabras (como ya he dicho antes) qué se siente cuando llegas a meta después de todo lo vivido y acontecido durante las más de 17 horas que nos separaron desde la salida en Olot hasta la llegada a Sant Feliu de Guixols. Pero, desde luego, tengo claro que esa emoción nos acompañará siempre a todos, tatuado en nuestras almas, parte del equipaje emocional de nuestras vidas, indeleble para siempre en nuestros surcos sensitivos.
                            El equipo @UltraRedRunners en meta.

    Los dos equipos Red Runners en meta con todos los integrantes de apoyo.
  • Desenlace:
Los momentos posteriores a la llegada se desplazan en mi mente como el vaivén de las olas cuando dejan sus restos en la orilla de la playa. Hay destellos de recuerdos. Recuerdos de abrazos. Recuerdos de lágrimas emocionales. Recuerdos de bajón, de cansancio ahogando nuestros cuerpos y nuestra palabras. La noticia del abandono del otro equipo Red Runners nos llegó entonces. Habían llegado a Cassà de la Selva y decidían abandonar. Su esfuerzo es tan encomiable o más que el nuestro. Desde hacía semanas, las cosas se les habían ido torciendo, con las dos bajas por lesión de dos de sus corredores y la permuta con las dos chicas que en principio iban a ir de apoyo. Un abrazo muy fuerte para todos los integrantes de @LastRRunnersTW.
El año que viene volveremos de nuevo, estoy convencido. 

                      Dedicada a todos los que hicisteis posible este sueño.


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