- Introducción:
Creo que una crónica no es espacio
suficiente para narrar todo lo sucedido durante las 17h36’55” que
duró nuestra participación en la Trailwalker de Intermon
Oxfam el fin de semana del 20 y 21 de abril de 2013. Ninguna
crónica hará justicia a las sensaciones, sufrimientos, risas,
lágrimas, miradas, abrazos, silencios y demás momentos vividos-
todos muy emotivos- durante esas horas; también durante las
anteriores a la salida y durante las posteriores a la llegada. En
esta crónica, voy a intentar expresar parte de lo acontecido durante
la Trailwalker 2013, por parte del equipo en el que
participaba. Expresarlo todo, me llevaría demasiado tiempo y
espacio; y, la verdad, los sentimientos carecen de traducción en el
diccionario de las palabras.
Quisiera empezar la crónica, a pesar
de que no es ni habitual ni ortodoxo, con los agradecimientos:
Primero, agradecer al Ajuntament de Begues todo su apoyo antes
y durante la prueba. Gracias desde el corazón de cada uno de los
integrantes de los @UltraRedRunners; sin vosotros, este sueño
hubiera sido mucho más difícil de cumplir.
Gracias también a todo el equipo de
apoyo: Victor Fortanete (muchas gracias , no olvidaré toda tu ayuda
en este proyecto); Montse (muchísimas gracias, sin tus manos mágicas
no hubiera sido posible llegar a meta); Xavier Giralt (muchas
gracias, igual que Montse, sin tus manos no hubiéramos llegado a
meta). El equipo de apoyo para este reto es muy importante y el
nuestro es el mejor que pudiéramos haber soñado, sin duda alguna.
Y muchas gracias a todos aquellos que
de alguna manera nos han apoyado en la preparación de esta gran
locura (sea económica o anímicamente); amigos, familiares, colegas,
etc.
Todos
los integrantes de apoyo de los tres equipos Red Runners.
- Nudo:
El fin de semana empezó con 250 kms de
carretera el viernes por la tarde. Mi idea inicial era dormir en Sant
Feliu de Guixols las noches del viernes y del sábado (una vez
hubiéramos llegado a meta); así que el viernes por la tarde me
desplacé con mi familia desde Barcelona a Sant Feliu en coche. Una
vez allí, Victor (de nuestro equipo de apoyo) me llama y me dice que
no pueden subir porque su mujer se encontraba mal, así que de nuevo
regresamos- mi familia y yo- a Barcelona, y llegamos a las 23h a
nuestra vivienda. Con tiempo suficiente para cenar (por supuesto un
gran plato de pasta), reorganizar la bolsa de mi equipación,
preparar los bocatas de Nutella para todo el equipo y dormir (apenas)
4 horas.
De madrugada, a las 5.30h, me recoge
Victor para desplazarnos hasta Olot en coche. Llegamos sobre las 7h.
Desayunamos un poco, pasamos el control de salida, recogimos nuestros
dorsales, organizamos el coche de apoyo con los bártulos de cada
uno- nos reímos mucho durante todos estos procesos-, hicimos un
montón de fotos y saludamos a los otros dos equipos de Red
Runners.
Había muchos nervios, se notaba en la
mirada de todos nosotros, nervios y muchas ganas de empezar. Tantos
meses de preparación. Tantos sueños y pensamientos puestos en ese
día. Y al final, con la mirada echada hacia atrás ahora, las horas
se nos desvanecieron entre los dedos durante toda la Trailwalker.
Antes
de la salida, el quipo al completo (faltaba Montse que hace la foto).
La salida se dio sobre las 10.05 del
sábado 20 de abril de 2013. Puedo decir que hasta el km 30 fuimos
muy bien. Corriendo sin pausa. El ritmo era constante y poco a poco
fuimos adelantando a muchos equipos. Nos encontrábamos fuertes de
piernas, y con muchas ganas de hacer una gran prueba. Y sobre todo,
de disfrutarla. Es posible, mirando con la perspectiva que te da el
paso de las horas, que al final pagáramos un poco una salida tan
rápida. Quizás no debimos llegar al km 32 (el segundo punto de
control) con una media de 6’15” el km, que nos plantaba en la
meta con entre 12 y 13 horas (contando las paradas previstas
inicialmente), pero no lo creo. Creo que nos sentíamos bien y
aprovechamos para ir tranquilamente trotando y comentando anécdotas
y echándonos algunas risas, de paso.
Sumando
quilómetros, sin pausa.
El primer punto de control, en Sant
Feliu de Pallarols, km 17.6, lo pasamos con una breve pausa de 5’
para beber y comer un poco (como habíamos previsto inicialmente).
Estábamos muy bien los 4. Y continuamos corriendo, sin mayor demora,
en dirección al segundo control, en el km 31.4, situado en la
población de Amer. Sobre el km30 empezaron los problemas de estómago
de Isidre. En el primer control, se tomó un gel de una marca que no
había testado antes, y le pasó factura. Llegó con mucho esfuerzo
al segundo control. Su cara denotaba un mal estar tremendo.
LLegada
al control 2 de Amer.
En el segundo control, en Amer, Isidre
quería abandonar; pero los demás no le dejamos, nos quedamos unos
minutos para que se recuperara un poco, y reanudamos de nuevo la
marcha. Apenas recorrimos 1.5 kms Isidre se volvió a encontrar de
nuevo bastante mal del estómago. Volvimos hacia atrás, hacia Amer,
tranquilamente, caminando, y de nuevo allí se planteó la opción de
que abandonara; pero preferimos comer un poco los demás, estirar y
hacer tiempo para que Isidre se recuperara (confiábamos en ellos
todos). En este proceso, Carlos empezó a notar dolores en su pierna
derecha. Un parón tan largo parecía pasarle factura y entre Xavi y
Montse le hicieron un vendaje para que pudiera continuar. Debimos
estar cerca de 1 hora entre unas cosas y otras en ese segundo
control, hasta que retomamos los 4 de nuevo la marcha y nos dirigimos
al siguiente control, en Anglés, situado en el km 38.8.
Momento
delicado en Amer, Isidre no se encontraba bien.
En Anglés, tercer control, hicimos una
parada de 30’ para comer: Ensalada de pasta, unos bocadillos de
Nutella y frutos secos, y bastante bebida isotónica para reponer
fuerzas. En este control, Carlos empezó a plantearse la posibilidad
de abandonar; los dolores en la pierna iban en aumento. Pero el resto
del equipo no le dejamos. Montse le hizo un masaje y, tras la pausa
mencionada, volvimos a trotar, camino del control 4, situado en
Bescanó, km 49. Este tramo nos costó hacerlo. Carlos iba con
bastantes dolores y Alex había empezado a tener molestias musculares
en sus piernas. Isidre, en cambio, parecía haber recuperado bien.
El tramo que recorre las Vías Verdes y
que nos llevó desde Olot hasta Sant Feliu de Guixols, es un
recorrido que vale mucho la pena realizar alguna vez. Se puede hacer
en bici (en un fin de semana) o caminando (distribuyendo las etapas
en varios días). Los paisajes y pueblos que van salpicando el
antiguo recorrido del carrilet son de una belleza sutil en primavera.
Entre nuestros recuerdos, quedarán los campos amarillos, los prados
verdes, las montañas de fondo, los animales observándonos desde la
distancia y los olores, mezclas del perfume de la naturaleza.
Los
paisajes durante todo el recorrido son espectaculares.
Entre caminar y trotar, alcanzamos
Bescanó (control 4), y allí debimos estar unos 25’. A Carlos y a
Alex, Montse les hizo un masaje en las piernas, bastante tocadas ya
por los quilómetros, yo aproveché para cambiar de calcetines,
calzarme otras zapatillas, y todos nos abrigamos un poco porque la
tarde avanzaba irremediablemente y el viento era en contra y frío.
De Bescanó salimos los 4 para recorrer los aprox 7 kms que nos
separaban de Girona. En este tramo, alternamos el trote (bastante
trozo) y el caminar, hasta que, a falta de dos quilómetros, de nuevo
Isidre empezó a encontrarse mal del estómago. Alex y Carlos, en
cambio, parecían bastante recuperados gracias a las manos de Montse.
A Isidre le costó mucho llegar al control 5 (Girona).
El
equipo al completo... Las vivencias fueron inolvidables.
Llegamos a Girona, km 56, comimos un
poco nosotros (Alex, Carlos y yo) y notamos que Isidre empezaba a
tener frío y el rostro un poco pálido. Entre todos, le recomendamos
que fuera acompañado por Xavi (su hermano) hasta la ambulancia que
había en la entrada del control, para que le miraran las constantes
vitales. Nosotros tres nos acercamos hasta el coche de apoyo, nos
abrigamos bien para empezar a pasar la noche, cogimos los frontales y
fuimos hasta la ambulancia para ver cómo estaba Isidre. Sus
constantes estaban bien; pero no era recomendable que continuase en
la carrera. Hasta Girona había llegado con un gran esfuerzo. Había
que aceptar que tenía que abandonarnos. Un hueco en ese instante se
nos hizo al resto en el corazón. Fue un momento muy triste. Sin
duda, el peor de toda la carrera. Siempre habíamos pensado, hablado
y soñado que la llegada sería de los 4 a meta; pero no pudo ser
esta vez. Intentamos que fuese así, pero a veces los deseos y sueños
no pueden materializarse. Un abrazo, Isidre. El año que viene
volveremos y llegaremos todos juntos a meta. Estoy convencido.
Estamos convencidos.
Salimos del control de Girona, después
de 50’ de parada, con la aflicción anclada en nuestros párpados,
pero entre los tres acordamos continuar, como homenaje a Isidre, y
además porque nos veíamos con fuerzas suficientes. Como el
siguiente control, el 6, estaba en Cassà de la Selva, km 71.3,
decidimos hacer una parada intermedia en Quart, donde a la salida del
pueblo Montse y Victor nos dieron la buena noticia de que Isidre se
había recuperado bien y que en principio iban en coche Xavi y él
hacia Cassà de la Selva. El tramo desde Quart a Cassà de la Selva,
a mí, personalmente, se me hizo eterno. Fue mi peor momento de toda
la carrera. Con los frontales en la cabeza y los 70 kms ya en las
piernas, notaba un vacío interior que nunca antes había sentido. Es
entonces cuando, una vez pasados los días, te das cuenta que la
mente humana tira de tu cuerpo a pesar del cansancio, a pesar de que
las piernas pesan toneladas y la espalda se ha hecho un bloque de
cemento. A Cassà de la Selva llegamos ya de noche, pasadas las 22h,
y nos reencontramos con Xavi que nos dijo que Isidre se encontraba
bien y que estaba durmiendo en el coche. De nuevo Montse retocó un
poco las piernas de Alex y de Carlos, cenamos y nos abrigamos algo
más pues el frío empezaba a ser muy intenso.
De allí, salimos dirección
Llagostera, control 7 y km 80.9 de la carrera. Cada vez iba quedando
menos distancia por recorrer. Yo empecé a sentirme bien de nuevo,
parecía que las fuerzas regresaban a mi cuerpo, pero a Alex cada vez
le duraban menos los remedios de Montse; en cambio a Carlos se le
veía fresco, una vez olvidado su bajón. Entre trotar (la mayor
parte del tramo) y caminar, llegamos a Llagostera. Allí, Xavi tuvo
que hacerme las curas en un dedo del pie derecho, al que le había
salido una ampolla (aún recuerdo el dolor, Xavi). Comimos y bebimos
un poco para recuperar energía. Y de nuevo nos adentramos en la
noche, ya de madrugada, con el punto de mira en el último control de
paso, el 7, en el km 91.
La noche era muy fría. El sendero de
la vía verde avanzaba entre árboles, campos con olor a estiércol,
sonidos de animales -algunos lejanos, otros cercanos-, destellos de
luces lejanas de coches circulando por las carreteras del entorno.
Poco a poco, los tres fuimos ganando terreno a la meta, ya más
gracias a la fuerza mental que a nuestra fuerza física. Carlos se
había recuperado muy bien y yo me sentía también bastante
renovado. Alex empezó a tener entonces problemas de estómago. En
este tramo seguimos alternando el trote y el caminar. Y poco a poco,
con el frío metido en las entrañas de cada uno, llegamos al último
control, en Santa Cristina d’Aro, donde paramos apenas 2 minutos-
el control estaba en el exterior y el frío no hacía posible
detenerse más tiempo-. Alex se tomó un almax y yo le dí un par de
bocados a un bocata de queso. Con eso, y con la certeza de que nos
separaban 9 kms de la meta y que ya la teníamos muy cerca, nos
adentramos de nuevo en la oscuridad de la vía verde.
Este último tramo fue extraordinario.
Avanzamos a un par de equipos. Y a la altura del km 95, al que
llegamos trotando, nos encontramos con nuestros compañeros Red
Runners los @RedHotChiliRun. Y desde allí hasta meta, los
siete juntos, caminamos a buen ritmo. Fueron 5 quilómetros geniales.
5 quilómetros inolvidables (imborrables). Entramos en Sant Feliu de
Guixols pasadas las tres y media de la madrugada. Avanzábamos todos
con ansia hacia el puerto y, cuando vimos la recta de meta, las
emociones se volcaron y nos dieron fuerza suficiente para recorrer
los últimos 200 metros corriendo, como si de los últimos 200 metros
de un 10k se trataran.
Los dos equipos completos, con los
integrantes de apoyo de ambos equipos, entramos a meta juntos,
cogidos de la mano. Fue un instante suspendido en el tiempo, acunado
en las luces del puerto y la magia de la noche. Difícil describir
con palabras (como ya he dicho antes) qué se siente cuando llegas a
meta después de todo lo vivido y acontecido durante las más de 17
horas que nos separaron desde la salida en Olot hasta la llegada a
Sant Feliu de Guixols. Pero, desde luego, tengo claro que esa emoción
nos acompañará siempre a todos, tatuado en nuestras almas, parte
del equipaje emocional de nuestras vidas, indeleble para siempre en
nuestros surcos sensitivos.
El
equipo @UltraRedRunners en meta.
Los
dos equipos Red Runners en meta con todos los integrantes de apoyo.
- Desenlace:
Los momentos posteriores a la llegada
se desplazan en mi mente como el vaivén de las olas cuando dejan sus
restos en la orilla de la playa. Hay destellos de recuerdos.
Recuerdos de abrazos. Recuerdos de lágrimas emocionales. Recuerdos
de bajón, de cansancio ahogando nuestros cuerpos y nuestra palabras.
La noticia del abandono del otro equipo Red Runners nos llegó
entonces. Habían llegado a Cassà de la Selva y decidían abandonar.
Su esfuerzo es tan encomiable o más que el nuestro. Desde hacía
semanas, las cosas se les habían ido torciendo, con las dos bajas
por lesión de dos de sus corredores y la permuta con las dos chicas
que en principio iban a ir de apoyo. Un abrazo muy fuerte para todos
los integrantes de @LastRRunnersTW.
Dedicada
a todos los que hicisteis posible este sueño.
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